lunes, 29 de noviembre de 2021

Arte abstracto

Había sido un poco tarde, pero cuando ella al fin le abrió el corazón, él tuvo la certeza de que no tendría ojos para mirar a otra mujer. Perdidamente enamorado la miró, como si fuera la primera y última vez, y se dio cuenta de la belleza que la edad no le había podido arrebatar. No se atrevió a cuestionarla, ni cuando de pronto estalló en lágrimas sobre él. El brillo de sus ojos reverberó su ternura, su inocencia pasada, su emoción contenida. Y las pequeñas perlas de cristal gotearon sobre su pecho como el comienzo de una lluvia reconfortante. Es verdad, nunca antes le había prestado tanta atención a la poesía en cada uno de sus movimientos, ni a la majestuosidad de sus frágiles manos al momento de acariciarlo. De haberse dado cuenta antes, no la hubiese traicionado con otra mujer. 

Y, sin embargo, se sintió satisfecho, porque fue capaz de sentir algo por ella, por que fue capaz de ver el arte abstracto que iniciaba con él, aún cuando su pincel fuese un cuchillo, aun cuando su propio cuerpo fuese el lienzo sobre la cual trazaba profundas pinceladas escarlatas. 

Murió presenciándolo todo, presenciando a la artista crear la más sublime expresión de amor.

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